La luz apenas me
dejaba ver lo que
allí pasaba.
Pero el silencio,
otra vez ese vacío de ruido,
me agredía con la
infumable realidad,
tragué mi sangre,
y el zumo
me pareció que
estaba amargo.
como en el cajón de una pequeña mesilla, donde se mezclan calcetines desparejados,en un vago intento de huir de la temida soledad,en esté cajón se mezclan poemas, fotos y todo aquello que consiga escapar del olvido...