Para el niño que vendía cupones, mi fiel lector, que un día, siendo muy pequeñita me dijo que "eso" era caca, y que siempre, siempre, sin importar donde fuera, ella habría llegado antes que yo.
No importa si huyes
o estás de vuelta,
si la bandera del país tiene estrellas
o el cielo encarcelado,
ella siempre habrá llegado
antes que tú.
la reconoces
y la abrazas,
lo malo conocido siempre es lo mejor,
aún sabiendo que
su sangre negra
se colará por tus venas hasta
bombearte
a su ritmo, a su tiempo
tu vendido corazón.