... pero el corazón comenzó a caer en el interior del pecho blanco, a caer y a caer, su propia sombra hacía la caída cada vez más profunda...
no hay latidos, ahora es hueco el pecho blanco, en su centro, una sombra asoma al precipicio.
como en el cajón de una pequeña mesilla, donde se mezclan calcetines desparejados,en un vago intento de huir de la temida soledad,en esté cajón se mezclan poemas, fotos y todo aquello que consiga escapar del olvido...