Añoro todo el jamón que me quede en el plato,
y ese algodón de azucar de las ferias que me perdí.
Añoro esa copita de chocolate que se zampó mi hermano,
y todos esos cafés que no tomé contigo.
Lejos queda ya el banco de aquel parque,
añoro la sombra de mi árbol,
no hay encinas para las gaviotas,
y la loba no anda por la playa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario